sábado, 31 de diciembre de 2022

525.600 minutos en 2022

Subir una montaña. 

Llegar al destino. 

Respirar. 

Recrearse en todo lo que se puede observar desde tan alto...

y desplegar las alas.


Esa podría ser una buena imagen de lo que siento al cerrar 2022. Un año que tanto me ha dado, personal y profesionalmente. 

Sueños cumplidos, nuevos proyectos. Descubrimientos, encuentros y reencuentros llenos de emoción. 

Energía, seguridad, aprendizaje. Salud. Mucho Amor. 

    (Todo lo que quiero conservar y hacer crecer).

Desde ese punto en la montaña también se aprecian mejor los nubarrones de tormenta y las rachas de aire gélido que se clava debajo de la piel. Miedo por las amenazas que no puedes controlar, ya sea cerca y lejos. 

    (Lo que deseo que desaparezca. Con todas mis fuerzas).

Apuramos los últimos momentos de 525.600 minutos. Como dice la canción, ¿cómo medir un año en la vida?





sábado, 12 de noviembre de 2022

11 después

Hace 11 años, el 11-11-11, también era viernes.

Pedí el día, me fui a enterrar los pies descalzos en la manta multicolor de hojas de otoño en mi lugar favorito y me conecté con los cuatro elementos. 11 días después llegó el tsunami. Escribí «El fin del mundo» reclamando un numerólogo en la sala. Vuelvo a hacerlo. Entonces no lo sabía, pero mi metamorfosis estaba empezando.


Ayer, 11-11-22, empecé celebrando mi cumpleaños entre tizas y globos, y terminé soplando las velas acompañada por las personas más importantes de mi vida, con el proceso de transformación terminado.

 
Muchos «quién me iba a decir» en el camino: volver a enamorarme, ser maestra como mi madre, haber tenido que cambiar la danza por el pole, haber publicado una novela, hacerme un tatuaje, verbalizar que tengo altas capacidades, estar más fuerte, más rubia... Y sentir que todos esos cambios me han hecho (re)encontrarme, volver a sentirme «rotundamente yo».

https://youtu.be/3k-2RIaT6rA


11 años que se resumen en una canción que no me llenó en su momento y hoy lo cuenta todo: Requiem, de Vega.

Estoy agradecida a todas las personas que dedicaron un ratito para felicitarme, pero, sobre todo, a quienes me han acompañado a lo largo del camino de baldosas amarillas y están presentes hoy y aquí, «más allá del arco iris». Encontré mi lugar y soy «alguien en paz».