martes, 30 de diciembre de 2014

Propósitos vs. proyectos. Afrontando el nuevo año

El año toca a su fin y es el momento de los buenos deseos y  de hacer balance delo bueno y malo, como decía Mecano. A partir de ese balance, surge la pregunta de la semana: ¿cuáles son tus propósitos para 2015?

Ya os la han hecho, ¿verdad? ¿Y qué habéis contestado?

Este año, al verme en el compromiso de responder, me di cuenta de que yo para el año que entra no tenía propósitos. Esta vez tengo proyectos. Muy concretos, y además, la certeza de que van a salir bien.

Entonces te das cuenta de que los propósitos son etéreos. Si no se verbalizan o se escriben en ningún sitio pueden ser como gritar en el vacío o como lágrimas en la lluvia. No comprometen, más allá de hacer las paces contigo mismo por haber sido capaz de llevarlos acabo.

Así que este año propongo cambiar propósitos por proyectos.

Tener un proyecto implica determinación. Definir unos objetivos y marcar un plazo para conseguirlos, un horizonte temporal. Implica un compromiso y un esfuerzo. Conlleva diseñar un plan y dar los pasos para cumplirlo. Según uno va dando pasos, hay que vigilar por si nos alejamos de los objetivos marcados para corregir desviaciones a tiempo.

Y al llegar al final, evaluar los resultados. Honestamente, sin miedo. ¿Hemos cumplido los objetivos que nos marcamos? ¿Por qué? ¿Qué hemos hecho bien o qué podíamos haber hecho mejor? Si nuestros proyectos han tenido éxito nos sentiremos fuertes para acometer los siguientes. Va mucho más allá de la mera satisfacción, tener proyectos y llevarlos a cabo nos hace crecer.

Vamos a ver si suena igual:

Mi propósito para 2015 es ser feliz 

vs. 

Mi proyecto para 2015 es ser feliz


¿No resulta mucho más tangible formulado de la segunda manera? Incluso con un concepto abstracto, como es la felicidad, tener un proyecto lo hace más realizable.


Animo a quien lea este post a concretar sus buenos propósitos y convertirlos en proyectos. 

Ya me contaréis… 



¡Feliz 2015!

lunes, 15 de diciembre de 2014

Saber más para educar mejor. La experiencia de Gestionando Hijos.

La semana pasada tuvo lugar Gestionando Hijos, un evento vertebrado a partir de la educación y que contó grandes expertos en la materia y conocidos conferenciantes entre los ponentes.


¿Conferencias y educación? Era demasiado irresistible. Pedí el día libre en el trabajo y gracias a Coca-Cola, proveedor de mi empresa y patrocinador de la jornada, y la gestión de mis compañeros, pude asistir desde las primeras filas a la que espero sea la primera de muchas ediciones de este encuentro. Dejar claro que si hubiera tenido que pagar la entrada lo hubiera hecho gustosa y al terminar hubiera decidido que había sido un dinero muy bien invertido.

Me gustaría compartir desde este blog lo que allí se vivió, para todos aquellos educadores, ya sean madres, padres, abuelos, tíos, maestros o cualquier otro rol que tenga influencia en el día a día de un niño.

Mi primera reflexión es que la sala 25 de Kinépolis estaba llena. Hasta la bandera. Y que el evento fue trending topic en cuanto empezó a hablar Javier Urra.

Hace unas semanas Risto Mejide tuvo el valor de poner en prime time en una televisión nacional a José Antonio Marina para hablar de los problemas de la educación en España, y también fue trending topic.

Este año 2014 Malala Yousafzai, una joven afgana de 17 años, ha sido galardonada con el Premio Nobel de la Paz por defender el derecho a la educación de las niñas en su país y se ha convertido en un altavoz internacional de esta reivindicación esencial por la que tanto falta por hacer.

Es decir,
LA EDUCACIÓN NOS IMPORTA.

Leo Farache, maestro de ceremonias de la jornada, utilizó la conocida cita de Mandela para contextualizar todo lo que vendría a continuación:

“La educación es el arma más poderosa que existe”

Y yo me pregunto… ¿Alguien lo duda?

“Gestionando hijos”... Antes de que Enrique Sánchez de León, Director General de APD y Javier Urra entraran a diseccionar el título desde frentes opuestos el título, a mí ya me había hecho pensar. A los hijos se les quiere, se les educa, pero también se les gestiona. Tener hijos implica administrar un presupuesto, organizar una logística, manejar intereses (suyos y propios, a veces contrapuestos), aspiraciones, emociones… Así que creo que va a ser en lo único en lo que voy a llevar la contraria a Javier Urra; Gestionando Hijos no es un mal título.

Las ponencias fueron de lo más variadas y con un contenido para pensar y debatir. Aquí van los mensajes más importantes:

1. Enrique Sánchez de León, Director General de APD habló de la necesidad de conectar el mundo de la empresa con la educación.

Algo obvio, no tiene ningún sentido que si los niños van a pasar más de dos tercios de su vida en la empresa no hayan tenido contacto alguno con ella. En la universidad es imprescindible, ¿pero por qué no en bachillerato, secundaria o incluso primaria? Tal vez nos ayudaría a dar sentido a aquello que tienen que estudiar y facilitaría su integración en el mundo laboral y, por tanto, su felicidad.


2. Javier Urra fue el primer Defensor del Menor y es uno de los referentes indispensables cuando se habla de infancia, al menos en mi opinión. Lo primero que hizo fue cuestionar el concepto: a los hijos no se les gestiona. Se educa uno con ellos. A lo largo de su charla, ¿Por qué es importante que padres y madres lo hagamos bien?" nos dio algunas pistas:
  • la importancia del arraigo familiar (Una rama atada a un árbol no da fruto)
  • los niños tienen que aprender a aburrirse, a gestionar la soledad, a despedirse de la vida
  • es muy cierto que no podemos aislar a los niños en una burbuja y tenerles entre algodones para que no sufran. La vida se encarga de romperla, en nuestras manos está prepararles para saber gestionarlo. El 50% de los padres acabarán separados. ¿Les preparamos para ello? Es esencial la alfabetización emocional de los niños.
  • El niño es un fin en sí mismo, la educación es un medio.
  • Los niños no son el futuro. Son el presente, y tienen futuro. Los jóvenes son la ESPERANZA.
  • Las acciones de la infancia se establecen como hábitos de la vida adulta.
  • Tenemos que enseñarles a desarrollar el autodominio y el uso de la razón para que no se conduzcan por el impulso.
  • Tienen que saber construir su identidad sin rechazar a los que son distintos.
  • Hay que dotar a los niños de ideales, de un proyecto existencial.
  • Deben saber qué es la empatía, saber qué siente el otro (aunque no quiere decir que lo compartan)
  • También deben saber ser libres para autodominarse.
  • Fomentar su autonomía: educarles para que se emancipen. Y para eso, ¿por qué no mandarles a campamentos? A que miren las estrellas, y compartan la cantimplora.
  • Una idea maravillosa: dotemos a los niños de su derecho a dar. Y ponía el ejemplo de los excesivos regalos que reciben nuestros hijos de los Reyes Magos. Ellos están en su derecho de regalar alguno de ellos a algún niño que lo necesita más.
  •  Ya que existen, debemos hacer conscientes a nuestros hijos del dolor, de las injusticias. Deben ser sensibles y no conformarse.
  • Importantísimo: trasladarles el humor. Reírnos de nosotros mismos. Enseñarles a relativizar, a priorizar, a dar a las cosas la importancia que tienen.
  • Ser muy conscientes de la importancia del lenguaje, que es esencial para transmitir el cariño y la gratitud.
Me gustó especialmente cuando durante la ronda

de preguntas explicó lo que hacía con sus hijos cuando eran pequeños y hacían algo que no debían. Él no les castigaba, les sancionaba. Y a continuación les decía “te quiero”. Es decir: como consecuencia de tus actos, que sabías de antemano no eran correctos, te privo de algo que tú quieres, porque es lo mejor para ti., para tu formación como persona y para tu futuro. Y así se lo transmitía.



3. David Cuadrado nos habló de “Coaching para padres que quieren ser coachers de sus hijos”.

Qué difícil que es desmontar un hábito que hemos creado nosotros con nuestros hijos.

Hay un eterno debate entre genética y aprendizaje.

Para fomentar un nuevo hábito resulta imprescindible desmontar el antiguo, y es una cuestión de coherencia y persistencia, no se consigue de un día para otro.

Hay que huir de las soluciones fáciles y pensar. Pensar significa pararse a pensar. Parar. Y reflexionar sobre aquello en lo que te has equivocado, que podrías haber hecho de otra manera para que ahora las cosas funcionasen mejor.
 
Establecer normas. Mejor pocas, pero muy bien definidas.

Es importante contar con su colaboración, la de los niños. ¿Cómo conseguirlo? A través del juego. Hay que ser conscientes y aprovechar la importancia de jugar y aprender del juego.

Un concepto clave: COOPETIR (Cooperar y competir). Se trata de incrementar la competitividad a través de la cooperación (obtengo mejores resultados si te ayudo y me ayudas).

No es malo competir entre equipos, pero ¡sí lo es cuando se compite dentro del mismo equipo! Es lo mismo que sucede en las empresas, aplicado a las familias.

Para ser buenos coachers de nuestros hijos podemos crear hábitos de inteligencia emocional, confianza, solidaridad, creatividad, gestión activa de conflictos…

Si algún día tengo oportunidad, le contaré a David Cuadrado cómo mi hija, con 5 años, intentó negociar que le perdonara un castigo y me dijo: mamá, escúchame, que te voy a proponer algo que te va a interesar a ti más que a mí. Una pitufa impartiendo lecciones de negociación nivel alta dirección de empresas. No debo de tener precio como coacher…


4. Eva Bach nos habló de una cuestión fundamental, la colaboración familia y escuela. “Madres, padres y profesores remando en una misma dirección era el título de una ponencia que comenzó ilustrando con la anécdota de una competición de remo en la que en uno de los equipos los remeros se sentaron enfrentados, remaban en direcciones contrarias… La barca daba vueltas y vueltas sin avanzar, los remeros se pusieron nerviosos, remaban más fuerte, la barca seguía sin avanzar y ellos acabaron extenuados, culpabilizándose mutuamente del fracaso.

Familia y escuela van en la misma barca, la de la educación de los niños. Deben sentarse juntos, mirando y remando en la misma dirección.

Principios fundamentales de esta colaboración:
  1. Confianza: Los padres tenemos que estar convencidos de que los niños están en buenas manos.
  2. Sintonía de fondo: los objetivos, motivaciones, sentimientos y valores de base deben ser coincidentes o parecidos.
  3. Tener claras las funciones de cada cual.
  4. En el cole, las normas del cole. Los niños necesitan que las personas responsables de su educación nos respetemos y validemos mutuamente.
  5. Asertividad.
  6. Los profesores menos brillantes también educan y debemos visibilizar sus cosas buenas ante nuestros hijos. “No me gusta” no significa “no vale". De lo que no nos gusta también podemos aprender.
  7. Responsabilizar a nuestros hijos: aprender es tarea suya, solucionar conflictos también. Debemos darles herramientas emocionales para gestionar esa relación.
  8. Contagio emocional positivo: ¿Qué emociones estamos transmitiendo? Reflexionemos sobre ello. Si verbalizamos “me gusta tu nuevo profe” o “¡de tu nuevo profe me gusta esto!”, estaremos transmitiendo ternura, entusiasmo. ¡Lo necesitan!.
  9.  Ser buenos aliados de los profesores. No tenemos que aliarnos con nuestros hijos contra los profesores, sino aliarnos con los profesores a favor de nuestros hijos.
  10. Revalorizar el prestigio social del profesorado.













(paréntesis publicitario) 

Hay formas y formas de que una marca se haga relevante en un evento. He trabajado muchos años en patrocinio y no suelo escribir sobre marketing (rara manía), pero voy a hacer una excepción. Ikea era uno de las marcas que apoyaron  Gestionando Hijos. Hace unos días escasos lanzaban la campaña viral “La otra carta”, con un emocionante spot grabado en el colegio LaSalle Nuestra Señora de las Maravillas en Madrid. Tras contarnos en forma de bonito cuento la historia del origen de la firma pusieron el spot, protagonizado por madres blogueras y sus hijos, a las que Ikea había invitado al evento, con el consecuente impacto de su acción en redes sociales.

La gente no rechaza a las marcas cuando dicen la verdad. Esta campaña nos hace pensar y el resultado es que los/as que somos target la compartimos y enlazamos con gusto.


El primer bloque de contenido lo cerró una de las mejores conferencias que he visto en los últimos años:

5. Catherine L’Ecuyer nos habló sobre Educar en el asombro y la belleza”.

Cuando los niños nos hacen preguntas como “¿Por qué no llueve hacia arriba?” no buscan una explicación. Están demostrando algo maravilloso: que no dan las cosas por supuestas. Eso es el asombro.

En las cabezas de los niños se estrena el mundo cada vez.

“El asombro es deseo para el conocimiento” Tomás de Aquino.

A los adultos nos preocupa cuando los niños no aprenden al ritmo esperado, y que no están motivados. El asombro puede ayudarnos. ¿Cómo respetarlo?:

  •  Con silencio. Debemos dejar a los niños espacio para pensar. Apagar la tele, la tablet, el smartphone. No podemos tener un sistema educativo en el que no haya espacio para la reflexión. 

Vivimos rodeados de una sobrecarga de información, el multitasking conlleva una pérdida de atención. ¿Realmente podemos hacer dos cosas a la vez? Sólo si una de ellas está automatizada, no es posible realizar dos tareas que requieran procesar la información a la vez, porque oscilamos la atención de una a otra, no las podemos hacer en paralelo. Pensemos en un niño de primaria haciendo los deberes, con todos los estímulos que tiene alrededor.
  • Respetar los ritmos de los niños. Siempre les pedimos que se den prisa. Debemos dejarles estar donde están, y no hacerles sentir que deberían estar ya en otro sitio.
  • Respetar las etapas de la infancia.

Hay que hacer que los niños  vean lo que hay alrededor como un regalo, no como un debido, hay que abrir sus sentidos.

Los niños encuentran satisfacción en descubrir, pero inmediatamente necesitan compartir lo que han descubierto. Deben tenernos cerca para eso.

Para ellos es importante la rutina, pero la rutina con sentido, aquello que se repite un día tras otro, de la misma forma, acompañado por una persona que le quiere.

Los niños siempre triangulan: descubren, miran a mamá en busca de una interpretación y elaboran un significado. Educar es la respuesta que se da a esa reacción de asombro.

Hay dos cosas que provocan asombro: la belleza y el misterio. 

La belleza es la expresión visible de la verdad y la bondad.


El misterio es una oportunidad de conocer, un punto de luz en la oscuridad. El misterio debería tener mucho más protagonismo en educación, en la sociedad.

Los padres y madres debemos tener sensibilidad para que nuestros hijos descubran la verdadera belleza, porque es muy difícil desplazar lo que ha entrado en el corazón de un niño. Es importante dar a la belleza oportunidades para entrar.

El blog de Catherine L’Ecuyer es www.apegoasombro.blogspot.com.es


6. Tras el descanso, Mª Jesús Álava nos habló sobre un problema común: la “Sobreprotección: pasarse de padres y madres”.

Posiblemente sea cierto que nunca ha habido padres y madres tan preocupados por la educación. Un evento como este no hubiera tenido lugar hace una década. Tampoco hemos tenido tanto acceso a la información y tan poco (por lo general y lamentablemente) tiempo para dedicarlo a nuestros hijos.

Nuestra prioridad es que nuestros hijos sean felices, pero cuando se les pregunta a los jóvenes resulta que no lo sienten. Dicen que necesitan sentirse más queridos. ¿Qué estamos haciendo mal?

La sobreprotección viene de la culpabilidad.

Los niños no se sienten seguros cuando ven que las cosas son fáciles, tienen miedo.

Sobreprotección es no dejar que los hijos hagan cosas para las que están preparados.



Los niños sobreprotegidos son inseguros, manipulables. No saben decir que no, por lo que son más vulnerables.

¿Cómo podemos evitarlo?

  •  Tenemos que dejarles que se enfrenten a su vida desde pequeños.
  • Acompañarle sí, pero no hacer las cosas por él.
  • Establecer un buen vínculo emocional.
  • Favorecer la autonomía: dejarles hacer todo aquello que puedan hacer. Si no se saben valer por sí mismos se sentirán inseguros, fracasados, se hundirán ante el primer revés.
  • La gente es más feliz cuando cuesta conseguir algo. El esfuerzo es un componente muy importante. Hoy, todo se regala a los niños a cambio de nada. Pero si no dan valor a las cosas hoy no darán valor a las personas en el futuro.
  • Podemos ponerles pequeños retos: que aprendan a jugar solos, que sean capaces de pensar, de reflexionar, les ayudará a encontrar soluciones en su vida.


Algunos errores que debemos evitar:
  • Intervenir en conflictos entre ellos. Deben resolverlo por sí mismos. Si no adquieren esta habilidad ahora no la tendrán en el futuro.
  • Tenemos que dejar que acometan los aprendizajes que corresponden a su edad.
  • Debemos diferenciar entre lo que queremos los padres y lo que necesitan los niños.

El estilo educativo de los padres es fundamental: ni permisivo ni autoritario, un estilo equilibrado establece límites y practica la comunicación. Es el que desarrolla las competencias emocionales de los niños de mejor manera.

¿Qué podemos hacer?
  •  Acabar con “el rey de la casa”; si pueden decidirlo todo, se acaban haciendo tiranos.
  • Enseñarles a frustrarse, no facilitarles el acceso a todos los privilegios.
  • Involucrarles en las dinámicas de la casa, incluyendo los problemas, no aislarles cuando existen. Todos deben tener responsabilidades y colaborar, incluyendo los niños.
  • Darle importancia a la comunicación. Y recordar que no es vital hablar, sino escuchar.
  • Es necesario poner normas de forma eficaz adaptadas a la edad.
  • Usar el sentido común; estamos satisfaciendo tanto que perdemos lo esencial.
  • Los niños aprenden por imitación. ¿Qué ejemplo estamos dando?
  • Ayudarles en función de su edad.
  • Educar sin violencia.
  • Enseñarles que las cosas se consiguen con esfuerzo.
  • Reforzar, rodear la frustración de estímulos positivos.


7. Maite Vallet nos explicó No a los castigos, sí a las consecuencias”.

El castigo es espontáneo, una reacción a algo que está mal según un punto de vista personal. La consecuencia está establecida. El niño sabe lo que pasará si hace algo en concreto, sabe a lo que atenerse.

La consecuencia implica comprensión, responsabilidad, posibilidad de corregir.

El castigo implica etiqueta, imposición.

Debemos establecer consecuencias que ayuden a nuestros hijos a conseguir lo que les cuesta.


8. La siguiente ponencia nos puso a todos los presentes los pelos de punta. Antonio Tobalina nos habló sobre “Educar en la noche. Nunca es demasiado pronto ni demasiado tarde”.

Dio datos escalofriantes sobre los hábitos de ocio nocturno de los adolescentes, sobre el consumo de alcohol y sus posibles consecuencias. Tobalina da talleres en colegios e institutos desde hace 15 años para concienciar a los jóvenes de los peligros de la noche y el alcohol.




Hubo dos ponencias más, pero no puedo resumirlas. Lo primero que tiene que hacer una madre que quiere gestionar bien es estar donde debe estar y llevar al colegio a mi hija a mediodía es una prioridad que sólo dejo de cumplir por causa mayor.

Tenía muchas ganas de volver a Íñigo Pírfano, al que conocí en el Día de la Energía Positiva de Galp Energía, hablando sobre la resonancia como mejor aliado. Y también a Fernando Botella (creo que hubiera sido la tercera vez), porque el título de la ponencia tenía su miga: enséñales que la vida es chula, es mágica.

Otras madres blogueras han hecho reseñas sobre Gestionando Hijos y se puede consultar la propia web del evento.


Desde mi posición un tanto raruna, mezcla de madre, a punto de graduarme (si todo sale bien) en Educación Primaria y con muchos años de gestión de marcas y organización de eventos a la espalda, me gustaría dar una vez más mi más sincera enhorabuena a “Educar es todo” por la iniciativa, a Mas Cuota por la organización y a las marcas que apoyaron el evento: Fundación SM (os aseguro que llevaré la chapa con el mensaje “Me gusta la educación”, así sin logo ni nada), Coca-Cola, Turismo de Malta, Ikea, Adecco, etc. Es muy significativo que grandes organizaciones comprueben que apostar por la educación no es una cuestión de responsabilidad social, es efectivo comunicativamente hablando.

Allí había muchas personas preocupadas por una cuestión esencial para nuestro presente y nuestro futuro: padres, madres, maestros y maestras. Y no hubo más que ver el impacto social el día del evento y la repercusión que va goteando los días posteriores.

En el plano personal me encantó conocer en persona a Mariella y Marta, almas de eSpectacular Kids, después de reseñas, correos y tweets cruzados, y reencontrarme con mamás emprendedoras, como Mónica de la Fuente, creadora de Madresfera.

Yo salí de allí habiendo aprendido cosas nuevas, reforzando la mayoría de mis ideas sobre educación, y sobre todo reconfortada.

Me quedo con la frase de Javier Urra para cerrar: los jóvenes son la ESPERANZA.


Pero depende de nosotros orientarla en el sentido adecuado. Hagámoslo bien. Aprendamos a #EducarMejor.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Desafío al destino

Muerta de pena. 
Ella se ha ido.
Muerta de sueño, 
más allá del extremo.
Viviendo la suerte 
que se queda en el nido 
nunca acabado 
pero bien construido.
Viviendo tres vidas...
Desafío al destino.

...y seguimos tejiendo con agujas robadas a relojes mágicos...

martes, 23 de septiembre de 2014

Lecciones en barrancos

Mi empresa me llevó a un evento de team building donde hice, entre otras cosas, descenso de barrancos en Panticosa (Barranco de El Gorgol). 

Aprendí algunas cosas que me gustaría compartir.

Ante una situación a la que no te has enfrentado nunca, el miedo puede flirtear contigo o directamente bloquearte, sobre todo si no alcanzas a ver lo largo que es el descenso ni lo que te espera al llegar al final. 

Y resulta que la única manera de salir de allí es lanzarte. Ahí, mirando hacia abajo y muerta de miedo, tuve que buscar recursos para coger seguridad. Me di cuenta de que llevaba el equipo adecuado y que estaba acompañada por personas que me ayudaban; unas que sabían más que yo y otras, que simplemente veían la situación desde fuera y me indicaban dónde podía apoyarme.

Entonces llegó mi turno y empecé a bajar... y a tomar conciencia: la sensación, maravillosa; el paisaje, increíble. 

Y me di cuenta de lo más importante: que me lo hubiera perdido todo si el miedo a lo desconocido o el instinto de seguridad hubieran decidido por mí.




miércoles, 6 de agosto de 2014

Limpieza general


Muy de vez en cuando encontramos un momento para hacer una verdadera limpieza a fondo. Eso que nuestras madres llaman "hacer limpieza general". Porque es un hecho: nos acostumbramos a acumular, es difícil evitarlo.

Es complicado, en esta vida vertiginosa que llevamos, hallar la ocasión. Encontrar el tiempo es una victoria. Superar la pereza, una auténtica proeza. Prometo que la rima no ha sido intencionada.

Lo primero de lo que te das cuenta es que hay que hacer un esfuerzo consciente para hacer limpieza.

Lo segundo, que una vez que te pones, sale mucho más de lo que esperabas.

Y lo tercero, y más importante, es que sólo retirando todo lo que guardamos somos capaces de limpiar de verdad.

Es cierto. Hace falta vaciar armarios, cajones y estanterías para conseguir visualizar cuánto hemos acumulado. Sólo entonces somos capaces de discernir lo valioso de lo que hace tiempo que dejó de servir. 

Aún así, siempre hay una vocecita que nos dice: no lo tires… Tenemos una tendencia natural a la conservación. O simplemente no nos damos cuenta de que estábamos tan ocupados acumulando que ya no nos queda espacio hasta que, literalmente, no entra nada más. 

Somos víctimas en grados más o menos preocupantes del síndrome de Diógenes, y lógicamente no hablo sólo de objetos.

¿Por qué nos cuesta desprendernos de algo que hace tiempo que no usamos, que ya no nos ayuda, que ha dejado de tener un significado? Llámalo cosa, recuerdo, emoción... el resultado es el mismo: estorban.

Y sin embargo, cuando nos ponemos a ello, cuando paramos y decidimos que es el momento de deshacernos de lo que ya no sirve, nos damos cuenta de que hay más espacio, que conseguimos limpiar a fondo y no sólo quitar el polvo superficial. Que podemos organizarnos y encontrar más fácilmente aquello con lo que decidimos quedarnos: lo que tiene utilidad o sentido para nosotros en este momento o para nuestro futuro inmediato.


Creo que es un buen propósito que hacer, reservar de cuando en cuando un momento para hacer limpieza general, ¿verdad?