domingo, 27 de enero de 2013

Ideas para una sociedad mejor - NOW, a place for possibilities


Sábado. 16:15h. Enero. 16 grados, un día espectacular. Y en lugar de irme a un parque a dejar que el sol me hiciera cosquillas, me adentré en la Central de Diseño del Matadero de Madrid sin saber muy bien qué me iba a encontrar en las siguientes seis horas.

NOW, a place for possibilities. Sonaba bien. Conociendo un poco a la organizadora (Irene Gil, Directora de la consultora de branding Grasp, marcas con sentido), viendo el plantel de ponentes y algo picada por los teasers de Facebook, no dudé mucho cuando me llegó la invitación y vi que ese fin de semana estaba en blanco en la agenda.

Sólo puedo decir que fue una gran decisión. Cuando he tenido que explicar sobré qué trataba el evento la mejor definición que he encontrado ha sido: una puesta en común de ideas para hacer una sociedad mejor.

Porque hay ideas. En este momento en que todo parece tan negro, en que todos nos contamos desgracias unos a otros, existen iniciativas para cambiar las cosas. Y lo que es mejor aún, esas ideas no sólo están formuladas, sino que se materializan en proyectos detrás de los cuales hay personas dispuestas a poner su esfuerzo, su talento y su tiempo. ¿A cambio de qué? De ayudar a otros, de reivindicar una sociedad más justa, un modelo económico sostenible y respetuoso con el medioambiente. Y resulta que para estas personas esa retribución es increíblemente valiosa.

Fue una jornada tremendamente especial, que me cautivó desde el primer momento, con Juan Fernández-Aceytuno estructurando su ponencia a golpe de haiku (¡me confieso muy fan!) hasta el último, en que de forma improvisada acabamos todos dándonos un aplauso -literalmente- al ritmo de una canción que Julián Bozzo iba componiendo con las aportaciones de los que estábamos allí (más fan todavía).

Porque eso es la vida, se mire desde donde se mire. Ir componiendo con los elementos que van surgiendo. Pocas veces interpretamos una partitura predefinida y aprendida; más bien tenemos que ir improvisando. De repente nos quitan el instrumento de cuerda que empezábamos a tocar con destreza y nos ponen en las manos uno de percusión. ¿Y ahora qué hago yo con esto? Quien tiene la voluntad y ese punto especial que marca la diferencia no sólo consigue que la música siga sonando. Además, logra que la canción suene de maravilla y que la hagan aún mejor los coros y palmas de quienes tiene alrededor.

En NOW se habló de responsabilidad sostenible, del trinomio instituciones-empresas-ciudadanos, pero sobre todo, de empezar por la responsabilidad individual. De principios, de valores, de cambiar las cosas desde dentro, de personas, de gestión del cambio, de responsabilidad en el consumo, de banca ética (sí, sí, va en serio), de la importancia de escuchar, de marcas con propósito, de transparencia, de educación, de pensamiento sistémico, de diseño sostenible, de nuevos modelos de ciudades, del activismo que todos y cada uno podemos llevar a cabo para mejorar nuestro entorno y denunciar aquello que lo perjudique gracias a las redes sociales, de la importancia del emprendimiento social y de muchísimas cosas más.

Si alguien le ha picado el gusanillo y quiere saber más, aquí está el vídeo de toda la jornada. Es largo y lo peor es que os perderéis las nubes que nos dieron en el descanso, pero merece la pena (empieza en el minuto 3:30, y sí, son cinco horas y media):




Siempre he defendido la teoría de que si cada uno hacemos mejor el círculo que nos rodea, si quienes tenemos al lado hacen lo mismo, la zona "limpia" se irá extendiendo. Algo parecido a lo que cuenta la película de Cadena de favores, pero de manera más estructural. 

En una pared había un mural... ¿Cómo podemos hacer las cosas mejor? 
Uno de mis post-it ponía: 


CRITICAR MENOS, 
PROPONER MÁS. 


Creo que todos, en mayor o menor medida, tenemos alguna idea que puede hacer el mundo (por cerca que esté, también es el mundo) un poquito mejor. 

Así que voy a pedir prestado un par de Haikus para dar un empujoncito a todo aquel que tenga una de esas ideas:



       Piensa… decide 
  Suelta amarras y lastre
      Salta, sin miedo.

Y qué mejor momento para hacerlo, que AHORA.

jueves, 10 de enero de 2013

Las lágrimas de las princesas


Es curioso que dos personas que nada tienen que ver entre sí te manden en un plazo relativamente corto de tiempo el mismo mensaje. O no, tal vez las redes sociales pulverizado la teoría de los seis grados y whatsapp ha puesto vías de alta velocidad a la propagación determinados mantras.

El texto viene a decir “Tú eres una princesa, y las princesas no lloran por nada. Así que cuando tu corazón esté triste, no lo demuestres, sigue adelante; cuando sientas que te caíste no te quedes allí, levántate y sigue. QUIÉRETE, VALÓRATE, ÁMATE, QUE TÚ VALES ORO, así que cuando te digan ‘no eres lo que necesito’ dile: No, porque soy MÁS de lo que tú buscabas.”

Voy a decir que más o menos acepto el mensaje a partir del punto y coma y con matices… Pero reniego con todas mis fuerzas de las dos afirmaciones contenidas en la primera frase.

Primera refutación: Yo NO soy una princesa. Obviamente no hablamos de linaje, hablamos de esa imagen mental de las princesas que tan flaco favor nos ha hecho a las mujeres y por la cual el genio Walt Disney tendrá que responder el día del Juicio si no lo está purgando ya.

Segunda refutación: Llorar es sanísimo. Cuando el corazón está más oprimido de lo que puede soportar, o tan lleno que corre peligro de reventar, necesita una vía de escape. Las lágrimas que no se derraman se van cristalizando. Y se pegan creando una peligrosa coraza. Porque parece dura pero no lo es. Y cuando se rompe (porque llega el momento en que se rompe)… todos sabemos lo que pasa cuando un cristal se rompe, ¿verdad?
Mérida, protagonista de Brave,
la última película de Disney-Pixar


Así que no. No soy una princesa. En este mundo cada vez hay menos margen para princesas impecables que esperan dormidas el beso de amor de su príncipe azul que las salve y las haga vivir felices para siempre. Y si no, que se lo digan a los sucesores del antes mencionado, que han tenido que cambiar "un poquito" el modelo de mujer que venden a las niñas de hoy.



Soy una mujer. De carne y hueso, que vive en este mundo y no en un cuento. Y estoy viva. Yo sé que estoy viva porque siento. Cuando toca disfrutar, disfruto. Cuando toca sufrir, no soy capaz de pasar de puntillas. La energía es un recurso limitado, y hay que dedicarla a sacar lo mejor de cada una de esas situaciones. A veces hace falta más que energía para eso. Y a aprender. Si la empleamos en disimular por no darle a otra persona la “satisfacción” de vernos mal, nos estamos equivocando. Orgullo inocuo y mal entendido.

Así que cuando mi corazón está triste, lloro. Cuando está feliz, sonrío. Cuando ama, lo demuestro. Y le digo lo que siento a quien tengo que decírselo… sea para bien o para mal. Que por mi parte no quede. 

Porque una persona no deja de quererse por mostrar lo que siente. ¡Todo lo contrario! En realidad es una muestra de mayor valor. Mayor, y más auténtico.